Roberto Herrera Polanco, viceministro de Supervisión y Fiscalización del Ministerio de Obras Púbicas y Comunicaciones (MOPC), resaltó hoy que el ministro Deligne Ascención Burgos cumple eficientemente la determinación del presidente Luis Abinader de solucionar situaciones que otros gobiernos rehuyeron.
“La transformación de la autopista Duarte era una necesidad pendiente de resolver que desde hace décadas ignoraron gobierno tras gobierno, y ahora finalmente la estamos realizando”, expresó.
Sostuvo que “esta obra no la iniciaban otras administraciones debido a que para convertirla en una vía segura, moderna y funcional, como se merece el crecimiento y los avances del país, como se está haciendo ahora, había muchos problemas a resolver”.
Citó entre esos problemas las negociaciones que ha debido hacer el ministerio para retirar de los márgenes de la vía a cientos de comerciantes, y operadores del transporte que durante décadas se les permitió colocar tarantines y rutas de vehículos que debían ser desplazados para darle la amplitud que se le da ahora a la vía.
“Es una obra muy compleja, pues no se trata de volver a asfaltarla sino de realizarle muchas intervenciones como construir puentes, retornos, reconstruir tramos completos, ampliar y modernizarel tránsito en las entradas desde hacia Santo Domingo y Santiago y muchas obras conexas que hemos levantado en los entornos de las comunidades por donde pasan los tranbajos realizados desde el 9 hasta Montecristi”, precisó.
Herrera Polanco dijo entender la presión de la gente que demanda la rápida terminación de la obra, pero explicó que avanzar los trabajos sin interrumpir el tránsito es muy difícil tomando en cuenta la multiplicación exponencial del parque vehicular que tiene hoy el país.
Agregó que además en el último año hemos tenido varias temporadas de lluvias, lo cual retrasa los trabajos a veces durante semanas y meses.
Expuso que los atrasos que se han producido en la reconstrucción de la Duarte son propios de una obra de su magnitud, y puso el ejemplo de otras carreteras troncales del país de más o menos igual envergadura, cuya construcción ha dilatado hasta 20 años a través de varios gobiernos, mientras la gestión del presidente Abinader la estará terminando en unos 7 años.
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